Hay tres tipos de emprendedores:
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Técnico (o especialista)
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Manager
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Empresario
“La gente que es excepcionalmente buena en los negocios no lo son por lo que saben, sino por su insaciable necesidad de saber más”
En tu negocio, verás cómo una parte de ti quiere un sentido del orden; mientras que otra parte quiere soñar sobre el futuro. Veras como una parte de ti no puede soportar el no hacer nada, y se apresura a hacer cosas, limpiar… esa parte que se siente culpable si no está haciendo cosas.
- Un negocio, sin un manager que le dé orden y sin un técnico que lo ponga en marcha, está destinado a sufrir una temprana, y probablemente muy dramática, muerte.
- Un negocio dirigido por un manager, sin un empresario o técnico que se centre en su rol, simplemente se limitará a hacer lo mismo una y otra vez, hasta que se da cuenta que no había ninguna razón para hacerlas en primer lugar. Un negocio así también morirá pronto.
- En un negocio dirigido por un especialista, sin un manager que lo supervise y un empresario que lo lidere; el técnico trabajara cada día hasta que ya no pueda más; y al día siguiente trabajara todavía más duro, así hasta el final de los días. Hasta que descubra que, cuando ya es demasiado tarde, que mientras él estaba trabajando alguien planto una autovía en medio de la tienda.
Así que el trabajo del empresario es imaginarse, preguntarse, y soñar.
Es evidente que los negocios, como las personas, se supone que van a crecer; y con el crecimiento viene el cambio.
En vez de eso, la mayoría de negocios operan de acuerdo con lo que el empresario quiere, no con lo que el negocio necesita.
Durante la infancia del negocio, eres un malabarista, manteniendo todas las bolas en el aire. Es fácil encontrar un negocio recién abierto: el dueño y el negocio son la misma cosa.
La infancia termina cuando el dueño se da cuenta de que el negocio no puede continuar del mismo modo que lo había hecho hasta ahora; de que, para poder sobrevivir, tendrá que cambiar. Cuando eso pase, cuando la realidad se establezca, la mayoría de los fallos del negocio ocurren.
Cuando eso pasa, la mayoría de los técnicos cierran sus puertas con ellos fuera, y se marchan. El resto pasa a la adolescencia.
Como técnico-convertido-en-empresario, tu enfoque está del revés. Ves el mundo desde abajo, en vez de verlo desde arriba. Tienes un punto de vista táctico, en vez de estratégico.
Es solo un problema cuando el técnico consume todas las otras personalidades. Cuando el técnico llena Su día con trabajo. Cuando el técnico evita el reto de aprender cómo hacer crecer su negocio.
“Si tu negocio depende de ti, tú no tienes un negocio, tienes un trabajo.”
Tu empresario necesita ser despertado, alimentado, y ser dado el espacio necesario para expandirse, y tu manager necesita ser respaldado también, para que pueda desarrollarse en su actividad de crear orden y trasladar la visión empresarial a acciones que pueden ser eficientemente manifestadas en el mundo real.
La adolescencia empieza en ese punto de la vida de tu negocio cuando decides conseguir ayuda. No hay manera de descifrar cundo pasará esto. Pero siempre pasa, precipitado por una crisis de la etapa de infancia.
Y de un plumazo, de repente comprendes lo que significa ser un negocio de un modo que nunca antes comprendiste.
¡No tengo que hacer eso más!
Una de las reacciones más consistentes y predecibles del técnico convertido en empresario, durante el caos adolescente, es la decisión de ser pequeño de nuevo. Si no puedes controlar el caos, deshazte de él.
Todos los excesos de la adolescencia, frustrantes y desconcertantes como pueden ser en una compañía que se está expandiendo, son desastrosos en un negocio que está a punto de quebrar.
Tu trabajo es prepararte a ti y a tu negocio para el crecimiento.
Pero mientras tanto, incluso cuando estás suponiendo, la clave es planificar, visualizar y articular lo que ves en el futuro tanto para ti como para tus empleados. Porque si tú no lo articulas (escribiéndolo, claramente, para que otros lo puedan entender), no lo sabes realmente.
Tom Watson, fundador de IBM:
- “Tenía una visión muy clara de lo que la compañía debería parecer cuando estuviese terminada”
- “Una vez que tenía esa imagen, me pregunté cómo la compañía que parecía de ese modo tendría que actuar”
- “Entonces me di cuenta de que, a no ser que empezásemos a actuar de ese modo desde el principio, nunca llegaríamos allí.”
El modelo empresarial tiene menos que ver con lo que se hace en el negocio y más que ver con cómo se hace. El producto no es lo importante, lo importante es cómo se entrega.
La postura empresarial se pregunta: “cómo debe funcionar un negocio?” La postura técnica se pregunta, “qué trabajo tengo que hacer?”
La postura empresarial comienza con una imagen clara de un futuro definido, y entonces vuelve al presente con la intención de cambiarlo para que se ajuste a la visión. La postura técnica empieza con el presente, y después mira a un incierto futuro con la esperanza de que no cambie mucho con respecto al presente.